Un humorista que hizo reír a millones de personas. Un final trágico.

Robin Williams había comenzado su carrera con hitos como el protagónico en “Mork & Mindy”, pero fueron sus películas de los ´80 y ´90 las que lo grabaron en la memoria colectiva. Quedó ampliamente demostrado lo versátil que era en actuaciones como las de “Mrs. Doubtfire”, “La sociedad de los poetas muertos”, “Jumanji”, “Good Will Hunting”, la voz del Genio en “Aladdin”, “Patch Adams”…

Era tan complejo como algunos de sus personajes. Llevó con altibajos sus problemas de adicciones con las drogas y el alcohol. Podía ser muy amistoso y solidario. En 2014, aquejado por el sufrimiento de una enfermedad que no le terminaban de diagnosticar, decidió suicidarse. Y nos hizo preguntarnos: ¿cómo podía llegar a ese abismo personal alguien que brindaba tanta alegría?

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